Nos encontramos ante una de las fuentes históricas de la ciudad que, aunque se encuentre extra moenia, una vez era una de las más frecuentadas y amadas por los habitantes de Teramo. Es la fuente que se menciona en los Estatutos ciudadanos de 1440, pero no se describe en las crónicas y anécdotas locales. Está situada bajo la actual Circonvallazione Ragusa en una calleja que se bifurcaba de la calle principal que, desde los huertos de la Congregación de la caridad colocados en el margen derecho del arroyo Vezzola antes de la confluencia con el río Tordino, subía por un lado hacia la puerta hoy desaparecida de San Esteba, por el otro, doblando a la izquierda, hacia el Santuario de San Ángel de la Mujeres, hoy de S. Maria delle Grazie. Esta última calle es la única vía de acceso a la fuente. Por muy considerada que estuviera por los habitantes del lugar y los visitantes que elogiaban su frescura, especialmente en los meses de verano, el agua de la Fuente de la Nuez no tiene una salubridad particular, aunque tradicionalmente se le atribuyen poderes casi prodigiosos.
En Teramo resiste el refrán: “ha bbevute a la Fonde de la Noce” que significa la capacidad de unir indisolublemente al forastero que probó su agua a la ciudad de Teramo. Hoy, más prosaicamente, es posible afirmar como el agua de esta fuente perenne posee una temperatura constante que hace tiempo estaba apreciada sobre todo por las lavanderas que la encontraban tibia en invierno y fresca en verano.
A esta fuente se liga un acontecimiento histórico que nos cuenta el primer cronista ciudadano Muzio Muzii y que remonta a 1514 con motivo de la visita de Juana, Reina de Nápoles. Algunos dignatarios de la corte, que habían tenido la oportunidad de probar aquella agua, elogiaron tanto el lugar como la limpidez y la frescura de la fuente que la reina ordenó que al día siguiente la cena estuviera preparada delante de la fuente que fue enriquecida y decorada con chorros de agua y guirnaldas, configurándose en una auténtica fiesta renacentista con música y bailes.
Bajo el perfil arquitectónico y artístico, la fuente no presenta particularidades. Excepto la cuenca del chorro de agua en piedra dura, que proviene probablemente de las minas de Civitella del Tronto y a lo mejor se remonta al siglo XVI (pero no se puede excluir que sea una renovación de la mitad del siglo XIX) el resto del artefacto aunque escenográfico tiene modificaciones de varias épocas. En cambio, digno de mención son los adoquines de piedras redondas de río, testimonio de una técnica constructiva que no se puede encontrar más - excepto por algunos breves fragmentos - en el sistema urbano de las calles.
Traduzione: classe 5BLL del Liceo linguistico statale Giannina Milli
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